Así es como ayudamos a superar la ansiedad social en Psicólogos Majadahonda

La ansiedad social se puede definir como un miedo muy intenso ante diversas situaciones sociales, en las que la persona que lo sufre cree que los demás le juzgan, le evalúan y observan detalladamente su conducta. Le angustia cometer errores, quedar como “ridículo” o “torpe” ante los demás, decir algo que “no tiene sentido”, o mostrar síntomas fisiológicos de la ansiedad (sudoración, temblor…) ante los demás.
A estas personas les dificulta mucho interactuar con otros, se sienten excesivamente incómodos ante situaciones sociales, y por este motivo las evitan, o (cuando no les queda más remedio) las soportan con un malestar intenso.

Miedo, tensión, nerviosismo, bloqueo, angustia, “pereza”, imposibilidad (“no soy capaz”), rechazo (“odio sentirme así”). Todas estas son palabras muy comunes que utilizan nuestros pacientes cuando intentan describir lo que sienten.
La ansiedad social va de la mano de problemas de depresión, aislamiento, dificultades de concentración, desmotivación, entre otros.

A nuestra consulta de Psicólogos Majadahonda llegan semanalmente pacientes con esta sintomatología, generalmente lo hacen cuando su vida está muy limitada y los niveles de ansiedad ante los eventos sociales son significativamente altos.
Las estrategias que han puesto en marcha antes de acudir a consulta, comúnmente, para “resolver” estos problemas suelen ser:
1. Decirse a uno mismo que en realidad no le gusta ir a fiestas, o hablar con otras personas, que eso “no es para mí”, “mis intereses son otros” (muchas veces aquí interviene un potente mecanismo de defensa: la negación)
2. Creer que es parte de su personalidad y que “no hay nada que pueda hacer para superar “la timidez”
3. No acudir a los eventos sociales, pues así “no me siento mal” (lo que produce un aislamiento autoimpuesto)
4. Intentar enfrentarse a la situación ¿cómo? Sintiendo un nivel altísimo de ansiedad, rechazando cognitivamente esta ansiedad, y actuando de una forma un tanto forzada en las relaciones sociales (tensión muscular, rigidez, o a veces, por ejemplo, contando chistes que no vienen a cuento)

[cm_ad_changer campaign_id=»1″]

¿Cuáles son algunas de las técnicas que nosotros utilizamos en la consulta?:

1. Técnicas de relajación: Imprescindible. Para reducir los niveles elevados de ansiedad los pacientes tienen que aprender técnicas como la respiración diafragmática, la relajación muscular progresiva de Jacobson, el entrenamiento autógeno de Shultz…

2. Reestructuración cognitiva: los pensamientos, el diálogo que tenemos con nosotros mismos antes, durante y después de una situación social suele ser un factor decisivo en nuestra reacción emocional y conductual. Por esto, a través de esta técnica nos platearemos diferentes modos de interpretar la situación, modificando nuestra forma de ver algunas cosas y cambiándola por una forma más realista y más positiva, que en lugar de desalentarnos, nos aliente y nos ayude a conseguir nuestros objetivos: sentirnos más cómodos y a gusto ante las situaciones sociales.

3. Exposición en vivo: En psicología tenemos una cosa muy clara: la evitación de las situaciones sociales lo que genera principalmente es mayor aislamiento, cronificación del problema, renuncia a planes o intereses que podrían ser gratificantes, etc. Es decir, a corto plazo, no sentimos el malestar, pero a largo plazo, sentimos ese malestar en más situaciones (se generaliza) y de forma más intensa. Por ello, exponerse a la situación que genera angustia, de forma progresiva (de escalón a escalón, a un ritmo pausado pero firme), aplicando las técnicas descritas anteriormente, permitirá a la persona:
– Romper la asociación que ha establecido entre las situaciones que teme y las reacciones de ansiedad
– Responder de forma diferente ante dichas situaciones
– Aprender que las consecuencias que ha anticipado (“me voy a poner muy nervioso y no voy a saber qué decir…”) no ocurren y que, por lo tanto, no hay suficiente base para ese miedo
– Aprender que la ansiedad puede ser controlada con las técnicas de relajación, y con la reestructuración cognitiva.
– Aprender, o darse cuenta que uno puede enfrentarse a una situación social sin sentir reacciones d ansiedad muy intensas (cuando los pacientes comprueban esto se sienten contentos, orgullosos, y les motiva a seguir adelante).

En Psicólogos Majadahonda, utilizamos la realidad virtual para exponer a los pacientes a situaciones sociales en un contexto controlado, en el que el apoyo y el feedback del terapeuta produce un efecto terapéutico más rápido al que se produciría si no la utilizáramos

4. Entrenamiento en habilidades sociales: Hay casos en los que no se requiere de un entrenamiento en este sentido. Simplemente, al reducir sus niveles de ansiedad y al aprender formas diferentes y más positivas de interpretar las situaciones que viven saben perfectamente cómo enfrentarse a estas situaciones (saben iniciar y mantener conversaciones, expresar sus propias opiniones, incluido el desacuerdo, afrontar las críticas…), pero hay algunos casos en los que observamos un claro déficit de las habilidades sociales (pacientes que hablan poco y bajito, no mantienen casi contacto visual, se muestran apagados gestualmente, no modulan la voz, tiemblan al hablar o expresarse, no defienden sus opiniones, etc). En dichos casos, integramos en la terapia el entrenamiento en habilidades sociales, enseñando a los pacientes, técnicas que les ayuden en este sentido (modelado, ensayo conductual, retroalimentación y reforzamiento…). Este entrenamiento, cuando el caso lo requiere, es fundamental para que el paciente se sienta más seguro a la hora de interactuar con los demás.

En nuestra experiencia, el tratamiento de la ansiedad social suele ser un proceso bastante dinámico, activo, en muchas ocasiones divertido, en otras un tanto tedioso para el paciente (pues hay que hacer esfuerzos), un proceso en el cual aparecen fortalezas que nunca antes se habían planteado, se aprende a darse valor a uno mismo de una forma más incondicional, y a sonreír antes las propias debilidades y, finalmente, cabe decir que el porcentaje de éxito de la terapia es muy alto, es por esto que las principales guías de práctica clínica basadas en la evidencia científica, tanto internacionales como nacionales (como la del National Institute for Health and Clinical Excellence –NICE-), recomiendan la terapia cognitivo-conductual como el tratamiento de primera elección para la ansiedad social.

[cm_ad_changer campaign_id=»2″]

Zona de Confort

Zona de Confort

Cada uno de nosotros tiene su propia «zona de confort», un concepto que no se limita a un lugar real sino que más bien es un constructo psicológico que define nuestra rutina en la vida cotidiana.

La zona de confort podría ser el sofá del salón donde preferimos quedarnos en vez de salir a explorar el mundo, las tiendas donde siempre compramos, el trabajo en el que llevamos más de 10 años o el destino turístico al que regresamos año tras año. Sin embargo, también es nuestra manera de responder ante una crítica, la forma de enfrentar las oportunidades que encierran riesgos e incluso la manera de relacionarnos con nuestra pareja y/o padres.

El concepto de zona de confort se refiere a un estado psicológico en el que nos sentimos seguros y no experimentamos ansiedad ni miedo. Es un “espacio” que conocemos de principio a fin y en el que lo controlamos casi todo.

[cm_ad_changer campaign_id=»1″]

Para mantenernos dentro de la zona de confort debemos evitar los riesgos y la incertidumbre, lo cual significa que adoptamos una actitud pasiva ante la vida. Esa sensación de seguridad se paga caro porque también vamos perdiendo los incentivos para vivir y caemos en las garras de la monotonía y la apatía. Esa es la razón por la que nos apegamos a ciertos lugares, tradiciones, hábitos y/o personas, evitando cualquier elemento que introduzca novedad porque también significa incertidumbre y caos. Por tanto, podemos decir que la zona de confort es un espacio que hemos ido conquistando pero que a su vez también nos ha conquistado.

Prácticamente todas las personas exitosas han tenido que hacer algo que los ponga un poco incómodos, para poder lograr los resultados que se han propuesto.

Adquirir nuevas habilidades, aprender nuevas estrategias y conocer diferentes maneras de hacer las cosas…

La zona de confort, es el conjunto de límites que nos impiden avanzar. Cuando superamos estos límites, ampliamos nuestra perspectiva, y logramos alcanzar nuevos horizontes.

Debes confiar plenamente en ti mismo, y saber, que todo aquello que te limita física y emocionalmente, lo hace porque tu has decidido (inconscientemente) que así sea.

  • Eres tú mismo quien define tus alcances.
  • Eres tú mismo quien construye las barreras para evitar el progreso y alejarse de peligros

En este orden de ideas, lo ideal al querer salir de tu zona de confort, es autoevaluarte y ponderar tus pensamientos más significativos.

Salir de tu zona de confort, no significará otra cosa, que no sea hacer algo nuevo.

Experimentar y tener curiosidad en todo momento te ayudará a expandir tus límites.

Recuerda que al ser tus límites netamente mentales, expandirlos será cuestión de tiempo.

Todo lo que hacemos en nuestra vida, es un hábito, crear hábitos vitales que nos permitan salir de nuestra zona de confort, es sencillo mediante la persistencia planeada.

En Psicólogos Majadahonda estamos para ayudarte, por lo que si necesitas algún tipo de atención no dudes en contactarnos

“Intenta cada día, hacer algo nuevo.”

[cm_ad_changer campaign_id=»2″]

Miedos

¿Qué son los miedos?

El miedo es una emoción básica y primaria, ya que se encuentra en todas las culturas y sentirlo trae grandes consecuencias sobre el organismo. Es una emoción desagradable, ya que nos hace sentir mal (aunque no negativa, ya que sentir emociones siempre es positivo, sean cuales sean). También es una emoción pasiva, ya que trata de retirarnos de lo que ocurre. Cuando sentimos miedo, nos lleva a sentirnos también indefensos. Lo que ocurre cuando sentimos miedo, es que nos retiramos.

El miedo sirve para sobrevivir, es un mecanismo adaptativo a un entorno que, en ocasiones, nos da motivos para temerlo. Aquello para lo cual sirve el miedo tiene que ver con nuestra capacidad para reaccionar rápidamente ante situaciones peligrosas, ya que gracias a él nos retiramos cuando existe una amenaza. Esta amenaza puede ser para nuestra vida, o para nuestra  autoestima, nuestra seguridad (según nuestras creencias sobre lo que es seguro o no), nuestro autoconcepto.

[cm_ad_changer campaign_id=»1″]

Es una emoción que reacciona en función nuestras creencias y pensamientos. El miedo en sí mismo es positivo, nos ayuda a alejarnos de un suceso para el cual todavía no estamos preparados.

El problema, con cualquier emoción, es cuando nuestras creencias e interpretaciones hacen que sintamos miedo de forma disfuncional, es decir, lo que ocurre a consecuencia de sentir ese miedo es aún peor que lo que ocurriría si no lo sintiéramos. Ejemplo: muchas veces no hacemos lo que deseamos y es realmente importante en nuestra vida porque tenemos miedo de lo que puede ocurrir (viajar, ir a otro país a vivir, iniciar un negocio propio, comenzar una relación sentimental, hacer algo nuevo por nuestros propios medios, hablar en público, bailar frente a otras personas, etc.).

Lo que provoca el miedo en nosotros depende de la situación y de la personalidad de cada uno, es posible que el miedo lleve a limitarte e impedir que hagas algo que podrías hacer perfectamente, o por el contrario puede llevarte a actuar impulsivamente sin pararte a pensar si internamente consideras que es la mejor opción que tienes.

Existen distintos tipos de miedos y es muy importante poder diferenciarlos:

  • PARALIZANTES:  Son aquellos que no nos dejan actuar y cumplir nuestras metas.
  • ESTIMULANTE:  Nos lleva actuar y buscar soluciones pese a nuestras emociones.
  • FRUSTRACIÓN:  Es aquel que nos hace abandonar nuestros sueños por mínimos obstáculos

“El problema no es el miedo en si sino como actuamos frente a ese miedo.”

En Psicólogos Majadahonda estamos para ayudarte, por lo que si necesitas algún tipo de atención no dudes en contactarnos

[cm_ad_changer campaign_id=»2″]

Autoestima

La autoestima es la valoración positiva o negativa que tenemos de nosotros mismos en función de nuestros pensamientos, sentimientos y experiencias que fuimos teniendo a lo largo de nuestras vidas. Se trata de cómo nos valoramos, y no siempre se ajusta a la realidad de cada uno.

Lo ideal es tener una autoestima adecuada y realista a lo que verdaderamente somos. Las personas con autoestima alta, también llamada autoestima positiva,  son aquellas que confían mucho en sus capacidades, y por ende pueden tomar decisiones y asumir riesgos en la vida con una alta expectativa de éxito. Todo lo contrario pasa con una autoestima baja, ya que son personas que no pueden probar cosas nuevas, que no tienen confianza en sí mismos, y por lo tanto, tienen miedo al cambio.

[cm_ad_changer campaign_id=»1″]

La autoestima negativa o la falta de confianza en uno mismo lleva a problemas tanto laborales, familiares y sentimentales. Es por esto que es muy importante poder tener una autoestima adecuada.

Los problemas de autoestima aparecen día a día, por lo que resulta muy transcendental subir nuestra autoestima, confiar más en lo que somos capaces, y querernos y valorarnos a nosotros mismos.

Del mismo modo que alimentamos nuestro cuerpo día a día, deberíamos alimentar el amor hacia nosotros mismos.

Por consiguiente, para poder tener una autoestima positiva es importante: Identificar los miedos, ser optimista, usar afirmaciones, reconocer nuestras fortalezas y debilidades, aprender a quererse tal como eres, ponerse metas realistas, aceptarse a uno mismo.

Recuerda que hay solo una persona capaz de cambiar tu vida, y esa eres TÚ!!!

[cm_ad_changer campaign_id=»2″]