Beneficios de la escritura terapéutica

La escritura terapéutica nace de la propia necesidad de expresar y reconocer aquellos sentimientos que nos siguen haciendo daño y que tenemos que superar. De esta manera, la escritura es capaz de hacer que saquemos fuera de nosotros dichos sentimientos, para que les podamos dar nombre y aceptarlos.

Justamente por esto se ha descubierto que la escritura utilizada de forma terapéutica posee en sí misma una serie de beneficios que ayudan a mejorar la salud de las personas y su estado anímico, como veremos más adelante. Así, deja de ser considerada como una autoayuda más para convertirse en una herramienta muy positiva para nuestro bienestar individual.

«Escribo porque no puedo vivir sin escribir. Y uno siempre escribe para aprender, para comprender, para saber, para intentar entenderte y entender el mundo.»

-Rosa Montero-

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Escritura terapéutica, ¿qué es?

En la mente global todos tenemos la idea de lo que significa ‘escritura terapéutica’: es aquel acto voluntario de escritura en el que el único fin es dejar que un pasado o un presente doloroso deje de serlo. En este sentido, debemos escribir sin limitaciones y sabiéndolo que nadie va a juzgarnos por nada porque es una práctica íntima y personal.

«Cuando escribo, lo único que sé es que sufro de dolor, de esperanza, de alegría; sé que estoy sufriendo y que necesito decirlo.»

-Jaime Sabines-

De igual forma, si lo que queremos es escribir buscando un bienestar lo que menos debería importarnos es el cómo esté escrito. El plano estético queda relegado a un segundo plano: la escritura terapéutica exige más sentir que pensar, dejarse llevar y enfrentarse al papel sin miedo alguno.

Beneficios de la escritura terapéutica

Ahora que sabemos en qué consiste, veámos cuáles son todos esos puntos positivos que defienden algunos estudios y que nos puede aportar la escritura terapéutica. Dentro de la rama de la psicología son varias las corrientes, como el psicoanálisis o la logoterapia, que han apoyado los siguientes beneficios:

  • Puede mejorar trastornos de ánimo. Lo cierto es que si seguimos las pautas que indica la escritura terapéutica deberíamos poder sentir una mejoría anímica después de llevarlo a cabo: en el caso de no ser así, es que no lo estamos realizando correctamente. La escritura terapéutica debe huir de aquel ‘regodearse’ en los propios pensamientos negativos, dado que el fin no es seguir culpándose o lastimándose por aquello que nos afecta.
  • Reduce las visitas al médico. El miedo a las enfermedades muchas veces llegan a absorbernos tanto que podemos, incluso, llegar a pensar que padecemos hipocondriasis. La mayoría de veces que pensamos que nos ocurre algo malo, nos equivocamos y simplemente se encuentra en nuestra mente. La escritura terapéutica ayuda a sacar a la luz los miedos para afrontarlos y ver si de verdad pueden ser reales o no.
  • Mejora la memoria. Todos nosotros tenemos una historia interior, una especie de ‘minimundo’ que llevamos dentro y que nos hace ser quienes somos. Está demostrado que la escritura terapéutica nos ayuda a exponer esta historia sobre el papel para ver cuál ha sido nuestro camino, dónde estamos y dónde queremos llegar. Al recordar los acontecimientos que nos marcan, ejercitamos la memoria y nos permitimos reconocer cosas que, quizá, antes se nos habían pasado por alto.
  • Ordena ideas y disminuye la sensación de ansiedad: el lenguaje en sí mismo es caótico, por lo que el lenguaje interno puede llegar a ser incluso un laberinto. La escritura terapéutica nos asiste cuando tenemos que ordenar nuestras ideas y disminuye la sensación de ansiedad que tal desorden puede provocar.
  • Nos ayuda a desahogarnos. Uno de los motivos que más lleva a la gente a escribir es justo este: desahogarse. No es bueno quedarse con nada dentro y reprimir sentimientos, sobre todo aquellas veces en las que los obstáculos nos desvían de las metas que tenemos. De hecho cualquier negatividad anímica es perniciosa para nuestra salud, pudiendo convertirse en dolores de cabeza y de espalda fuertes, tensiones en el cuello…

Es una de las técnicas que utilizamos con algunos pacientes en nuestro Centro de psicología de Majadahonda en beneficio de la terapia, y por ende en beneficio del paciente, conseguimos grandes cosas con esta técnica terapéutica, entre otras: aliviar la represión de sentimientos, crear vínculos más sanos con nuestros seres queridos, expresar aquello que nos resulta difícil, resolver traumas o experiencias traumáticas…. Por supuesto, no es una técnica suficiente para trabajar lo anteriormente mencionado, pero es una ayuda muy útil que integramos en nuestra terapia en Majadahonda.

En Psicólogos Majadahonda realizamos terapia psicológica online y/o presencial a todas aquellas personas, que por cualquier motivo sufren y quieren dejar de sufrir.

Un abrazo a todos y gracias por leernos!

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La procrastinación: Dejar para mañana lo que podemos hacer hoy

Según la RAE (Real Academia Española) la Porcrastinación es la tendencia y el resultado de procrastinar, es decir, de demorar, retardar o retrasar algo. Es decir, la procrastinación es el acto de retrasar una tarea, sea cual sea, por hacer algo más agradable o menos importante que la tarea en sí.

¿Quién no ha procrastinado alguna vez? “mañana empiezo la dieta”, “esta semana voy al gimnasio”, “hoy empiezo a leer ese libro”… (podríamos poner infinidad de ejemplos. Admitámoslo, lo hacemos casi a diario, la diferencia es que algunos lo hacen con mucha más frecuencia y a su vez con tareas consideradas RELEVANTES.

Pero… ¿por qué lo hacemos?, y ¿cuáles son las consecuencia de procrastinar?

Se podría decir que es por pereza o vaguería, ¿verdad? Pues es mucho más complicado que esto. Hay una razón fisiológica que explica por qué lo hacemos: el sistema límbico es quien controla el llamado “sistema de recompensa” que está muy ligado a las necesidades básicas: es el que hará que nos sintamos muy recompensados al encontrar un lugar donde haya comida cuando hemos estado demasiado tiempo sin comer, y nos hará sentir bien cuando conectamos de forma positiva con alguien amistoso. En el caso de la procrastinación, el sistema límbico nos va a “recompensar” (o “gratificar”) cuando realicemos una tarea que nos guste más o que sea menos desagradable.

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Cuando empezar la dieta no es una tarea agradable para mí, y en cambio, me como una hamburguesa del Mc Donalds, el sistema límbico me está “recompensando” liberando un potente neurotransmisor: la dopamina, que regula la motivación y el deseo y hace que repitamos conductas que nos proporcionan placer. Lo que quiere decir, que la probabilidad de que cuando en el futuro me vuelva a plantear hacer dieta, en lugar de empezarla vuelva a comerme una hamburguesa.
Por esto, procrastinar es una conducta tan frecuente en los seres humanos (se han realizado varios estudios con animales y se ha encontrado que los animales no procrastinan, es un acto puramente humano)

Procrastinar, como bien sabemos, puede traer consecuencias muy negativas: estrés, ansiedad, baja productividad, problemas de autoestima, tristeza, acumulación de trabajo, y un laaaargo etcétera. No me voy a detener en las consecuencias porque ahora de lo que quiero hablaros es de cómo hacer para evitar procrastinar:

– Piensa en las consecuencias que puede traerte procrastinar:

Si eres realmente consciente de las consecuencias negativas que puede traerte posponer una tarea será más fácil dejar de hacerlo. Piensa en la posibilidad de suspender el examen, o de las consecuencias sobre tu cuerpo si no empiezas la dieta que te has propuesto, VISUALIZA LAS CONSECUENCIAS.

– Añade a esa tarea que no quieres hacer o no te resulta agradable una actividad que si te guste:

Por ejemplo, una buena sesión de tu música favorita, o acompañando la tarea con una rica taza de té

– Divide la tarea y ponte pequeñas metas:

Ir paso a paso, pensando primero en una parte de la tarea y luego en las otras hará que evitemos sentirnos angustiados por todo lo que nos queda

– Piensa en una mejor organización de tu tiempo:

En un calendario anota los horarios y proponte cumplirlos, ponte alarmas en el móvil si es necesario, y si un día fallas permítete retomarlo al día siguiente sin culpabilizarte pero sin abandonar la tarea del todo.

– Evita las distracciones:

Estudiar con el móvil al lado es definitivamente una mala idea, solo hará que tengas más tentaciones de mirarlo para ver “cómo va el mundo”. Cualquier distracción retrasará la tarea y habrá mayor riesgo de que la pospongas.

– Prémiate!

Concédete premios cada vez que hayas conseguido realizar una parte de la tarea (no sólo cuando esté terminada), esto hará que tu motivación cada vez sea más alta y te resulte más sencillo terminar lo que has empezado.

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